miércoles, 26 de enero de 2011

Fan Arts

Catalina Cullen Masen



 Taz Cullen


“EL DESTINO NOS UNIO POR SIEMPRE” (continuación)

Capitulo 6 “EL ENCUENTRO”
Me levante, casi a la rastra, no quería ni pensar, realmente no podría  ver a la cara a Edward porque obviamente, dejaría en evidencia lo que estaba sintiendo, sonó el teléfono, Charlie contesto, todavía no se iba a la comisaria.
-bella, hija teléfono para ti
-baje rápidamente las escaleras
-aló, diga
-hola bella, habla el doctor carliste, como estas
-bien, sucede algo, Alice
-no, no, tranquila, mira te llamaba, porque hoy Alice no estará en casa vamos a port angeles la llevamos a su control, si quieres puedes tomarte el día, yo se que Alice á veces es un poco absorbente, así que me imagino que tienes muchas cosas por hacer, Bella de todas maneras quiero agradecerte, ella se siente muy a gusto contigo, eso la hace feliz.
Me sorprendió, la llamada, pero a la vez me sentí extraña, con un poco de nostalgia, por un lado quería  ver a Alice, y por otro también a Edward.
-ok, no hay problema, dele mis saludos ha Alice, podría telefonearle más tarde para saber cómo le fue.
-sí, no hay problema, que estés bien cuídate, adiós
-adiós.
Qué bien no tenía que trabajar hoy, Charlie ya se iba, me llamo
-bella, hija
-si papá
-mira yo se que, estas recién empezando con este trabajo, así que quiero que aceptes este dinero, para que te compres  un poco de ropa o no sé lo que tu necesites.
-papá, no, no te preocupes, yooo
-hija recuerda que todavía soy tu padre, y déjame ayudarte, si no es mucho, como hoy no trabajas, aprovecha  sale, distráete, un poco, recuerda que son vacaciones.
-me abrazo fuerte.
-gracias, solo eso pude decir, ¿Cómo se habría dado cuenta?, de verdad el me conocía bastante, aunque a veces no hablábamos mucho.
Me anime, tome mi camioneta y me fui al pueblo
Compre lo justo y necesario, menos mal que no era como esas típicas niñas locas por las compras, termine temprano así que se me ocurrió una genial idea, o no tan genial idea,  me fui directo al prado a donde ayer estaba Edward, lo más probable es que el no estuviera ahí, ya que me imaginaba que todos estarían en portangeles con Alice.
Llegue, me alegre de no ver su auto como el día anterior, llegue y me tendí en el prado, mirando las nubes, sintiendo el olor a pasto, flores, humedad, cerré los ojos, empecé a soñar  con él con sus suaves manos, con su rostro perfecto, con su voz cautivadora, en ese momento se escapo de mi boca a viva voz su nombre.
-Edward,
Abrí mis ojos, me senté, y lo que vi fue más que un hermoso paisaje, no lo podía creer, era el sí, allí estaba parado observándome, con una media sonrisa, torciendo sus labios, casi me da un infarto, solo pude decir.
-hace cuanto rato estabas ahí
El se acerco hacia mí, mas nervios me dio
-lo suficiente
-suficiente para que, le dije
Iba  abrir mi boca para decirle si se estaba burlando, pero me silencio
-me tomo de la cintura, y me acerco a su cuerpo, en ese momento no sentí las piernas, el me beso, me beso de la manera más dulce que jamás me habían besado, fue despacio, automáticamente cerré mis ojos y me deje llevar por aquel momento, creo que realmente si había venido al prado, inconscientemente había sido para poder encontrarme con él, creo que los dos sentíamos cosas.
Termino de besarme, y me separo de su cuerpo, creo que en su rostro dejaba evidenciado la misma sensación que yo sentía.
Inmediatamente, mis mejillas se enrojecieron, y solo pude bajar mi rostro, me sentía avergonzada   yo jamás había hecho algo así, siempre fui tímida, y el novio que había tenido, hace un tiempo atrás, fue algo pasajero que no  perduro y la verdad los dos éramos bastante pequeños e inmaduros, eso era lo que siempre me decía Charlie, después de eso me concentre total y absolutamente en mis estudios, el amor, estaba bloqueado para mí.
-yo, Edward, no sé,  esto es extraño, solo eso pude decir, el me contesto
-si es extraño pero -bella, tú, me vuelves loco, se paso la mano por el pelo
-una sonrisa salió de mis labios, era evidente que yo también le gustaba, me sentí feliz
Se acerco nuevamente a mí, y me tomo las manos, y las beso, con un cuidado único, y me dijo
-bella, me gustas, me gustas mucho, ese día cuando estuvimos acá cuando te invite, y tú te fuiste corriendo, yo solo quería decirte, esto que estaba sintiendo por ti,  hoy me sentí triste, por no verte, incluso estuve a punto de ir hasta tu casa, yo solo quería estar contigo, y de verdad sentí que podrías estar aquí, es por eso que cuando te vi, solo quise besarte, perdóname, no quise ser…
-cállate,  le dije, estaba tan contenta, por lo que  me estaba diciendo, los dos nos gustábamos
-solo cállate, y vuelve a besarme, le dije, y lo tome de su camisa y lo acerque hacia mí, el respondió inmediatamente, creo que en ese instante dejo de existir el mundo para mí, la tierra dejo de girar, todo se detuvo, excepto, nuestros corazones, podía sentir sus latidos acelerados, podía sentir mis latidos, acelerados, podía sentir mi boca junto a la suya, mis manos apretando sus cabellos, el tomando mi cintura, ya no había vergüenza, ya nada existía para los dos solo nosotros.
Nuestro beso termino, nos envolvimos en un fuerte abrazo, pude sentir su olor, aquel olor era especial para mí, era el aroma más exquisito del mundo, de verdad, no quería dejarlo, no quería separarme jamás de él, y creo que él tampoco de mí.
-Isabella Swan, donde estuviste todo este tiempo, como no te encontré antes, bella, bella, mi bella, junto mi cara  a la suya.
-Creo que he estado pérdida, le sonreí
Me lleno de besos por toda mi cara, yo le respondí con caricias, nos marchamos tomados de las manos, ya se estaba haciendo tarde, aunque a mí no me importaba, nos soltamos para tomar nuestros vehículos, me dolió el corazón dejarlo ir, pero ambos debíamos volver a nuestras casas, acordamos no decir nada, no hasta un tiempo, ya que ni nosotros entendíamos lo que nos pasaba y en tan poco tiempo, menos comprenderían los demás.

Capitulo. 7 “LA PRIMERA NOCHE QUE DORMI CON EDWARD CULLEN”

llegue a casa, me reía sola, estaba como flotando en el aire, Charlie obviamente no se dio cuenta, me pregunto cómo habían estado las compras, y yo le dije de maravilla, eso me hizo recordar que había dejado las bolsas en la camioneta, no tenía hambre, no tenía frio, no tenía nada solo quería volver a verlo, volver a mirarlo y abrazarlo, de verdad lo estaba amando, me di una ducha, y me puse el pijama, me recosté en la cama, dejando que las imágenes del prado recorrieran mi mente, creo que me quede dormida, despertando con el sonido de una pequeña piedra que golpeo mi ventana, asustada mire hacia fuera.
-Bella, mi bella
-Edward, que haces, si mi padre te ve, te mata, sal de ahí
-bella, subo enseguida
Trepo por el árbol, y por la casa, llegando hasta mi ventana, me sentí feliz por volver a verlo, era como una droga para mí, lo necesitaba
-estás loco, si mi padre te llega a ver, nos mata
-sí, lo debo confesar, estoy muy loco, pero loco de amor por usted señorita Isabella, usted me ha dejado sin palabras, usted me deja sin aliento, usted hace que haga cosas extrañas, usted me está matando, con solo mirarme.
-silencio, o tendré que ponerte una camisa de fuerzas
-solo si son tus brazos, mi amor
Entro en mi cuarto, me rodeo con sus brazos, yo estaba totalmente loca, como se me ocurría dejarlo entrar, pero eso no me importo, yo solo quería estar con él, nos besamos, debo confesar que se sentía genial, estar con él ahí escondidos hablando en silencio para que papá no nos escuchara.
-Te extrañe
-y yo a ti
-no me dejes
-jamás
-eso espero
-te quiero, te quiero
-yo también te quiero, te quiero
-bella, esto es extraño pero en realidad,  no me importa, solo quiero estar contigo por siempre
Nos quedamos durante un largo rato mirándonos, mi mano subió automáticamente hasta su cara, lo acaricie.
-sabes, eres hermoso, “lo seguí admirando”
-tú también
Qué lindo se sentía escuchar a sus labios, con tanta seguridad, lo abrase muy fuerte, el también lo hizo, por un momento llegue a olvidar completamente que estaba en mi cuarto y que esta quedaba junto a la de Charlie, siendo en cualquier minuto descubiertos.
-debes descansar
Me llevo hasta mi cama
-por favor, no…..te vayas Edward
-no me iré, solo descansa, estaré a tu lado 
Nos acostamos juntos, sobre la cama, el acaricio mi cara y empezó a  tararear una hermosa  melodía, el sueño me venció, nuestras manos     quedaron unidas.
El sol comenzó a pegar en mi ventana quedando la luz reflejada en mi rostro, no sabía si todo lo que había pasado era un sueño o realidad, abrí mis ojos pronto me di cuenta que todo era de verdad, bostece me di la vuelta y ahí estaba el, a mi lado, con sus ojos cerrados, aun sus manos estaban entrelazadas con las mías, el era perfecto, alguien que jamás había visto, era hermoso, era cierto, era para mí, mis pensamientos, fueron interrumpidos por el despertador y por el susto que me dio, volviendo de un sopetón a la tierra, pensando que Edward  no había pasado la noche en su casa.
-oh…..dios mío…. Edward, despierta nos quedamos dormidos
-bella, bella,  qué hora es
-son las 7:00…. ¡oh… no….mi papá! se escucho a Charlie acercarse a la puerta
-bella hija, ya es hora de levantarse, te vas atrasar, me voy a la comisaria, mmm…no te preocupes por el almuerzo, estoy invitado a la casa de Harry, nos vemos cuídate.
-gracias papá, me voy a duchar
Solo se sintió la puerta, cuando Charlie se marchaba, Edward se estaba levantando de la cama, me reí de puros nervios, el me quedo mirando.
-creo que será mejor, que….
-sí, ya es hora de irme, en casa deben estar preocupados, tendré que inventar alguna chiva
Me beso en la boca, con suavidad, no me importaba que se fuera, porque en una hora más lo volvería a ver, no sé como lo haría para cuando estuviéramos juntos en casa de Alice sintiendo esta necesidad de estar con el por siempre, tendría que ser fuerte, y taparme la boca para no reventar de la emoción ahora debíamos ser cautelosos y hasta no tener más tiempo juntos y descubrir lo que nos estaba pasando no contaríamos nada, solo puedo decir que esta fue la mejor noche que he pasado en mi vida, nuestra primera noche.

 Capitulo.8 “MENTIRAS PEQUEÑAS DEL PORTE DE UN BARCO”
Para mi fortuna, me invitaron almorzar, Alice no paro de hablar durante toda la mañana, no pude disimular  mi cara de felicidad, millones de veces Alice me pregunto qué me pasaba, y yo solo mentía una y otra vez, solo le pude decir que en realidad estaba así porque estaba muy contenta de estar ahí con ella, mi cabeza daba vueltas por todo el lugar tratando de encontrar a Edward que no daba luces de estar ahí, solo me dio curiosidad y le pregunte derechamente a Alice por su hermano.
-Alice, te puedo preguntar algo
-sí, dime bella
-bue….no…yo solo quería saber si tu hermano estaba aquí
-¿quién Edward?
-sí.
-sí creo que está durmiendo, te contare que llego esta mañana eso de las 7:00 no paso la noche en casa, bella no te preocupes por él, yo sé que no ha sido muy simpático contigo pero él es así, un poco difícil.
-aja…a veces me siento incomoda con él, “mentí”
-cuando llego yo estaba despierta solo me dijo que había tenido una noche grandiosa, pero yo quiero saber más, te juro que tendrá que contármelo todo, creo que se está viendo con alguien, lo creo enamorado.
Baje mi cabeza y no pude evitar  sonrojarme, me sentía muy mal por mentirle a Alice, mas encima si ella estaba enferma, me moría de ganas de contarle, más que mal yo no tenía con quien hablar mis cosas, y necesitaba desahogarme, pero le había prometido a Edward.
-bella estas ahí, yuju, acá planeta tierra llamando a bella
-sí, perdona, es que a veces pienso demasiado
-bella……… ¡ESTAS ENAMORADA!, estaré enferma, pero no ciega, te gusta alguien, y desde hace poco, si mis cálculos no me fallan hace como tres días
Me quede de una pieza no sabía que decir, ella realmente había acertado con todo, si estaba enamorada y mas encima de su hermano, Edward.
-yo…..A….lice...Emmm...no se eres una pilla, me descubriste, si me gusta alguien
-¿Quién, dime su nombre? lo conozco, por favor bella cuéntame.
-no seas curiosa, se llama….E…Jacob… no es de acá es de la push. “mentí”
 No se me ocurrió nada mejor que nombrarle a Jacob, un ex  que tuve hace una largo tiempo, ella jamás lo conocería, ni tampoco trataría de ubicarlo ni mucho menos hablar con él.
-bella que bien me alegro por ti de verdad, si hasta siento como si yo lo sintiera
-sentir que
Bajo su cabeza y su rostro se lleno de tristeza
-bella, sentir…..sentir el Amor, eso cuando te duele el estomago, cuando sientes que tu corazón va a explotar, cuando te sientes feliz y ríes por todo, eso que jamás sentiré, o sentirán por mí.
-Alice, no, como dices eso, tu eres encantadora, no puedes decir que jamás te pasara, todos tenemos un destino cruzado con alguna persona especial, mira yo te conocí a ti, y gracias a ti logre encontrar el amor,  cuando yo también pensaba como tú, y cuando menos lo esperas llega a ti, Alice, no te sientas así, tu mejor que nadie  me has enseñado a creen en todo.
-bella….yo…tienes razón, gracias, gracias por estar aquí conmigo, gracias por acompañarme y cuidar de mi, te quiero, hermanita.
Nos abrazamos, y por primera vez sentí un cariño especial, un cariño que jamás había sentido, un cariño de hermanas.
-bella, ni creas que con esto te vas a escapar de contarme con lujo de detalle todo lo que sientes por ese hombre, además que tendrás que presentármelo, necesito dar el visto bueno.
-eres imparable…
Reímos, me encantaba verla así de bien a pesar de sentirse cada día más enferma, en realidad no les había ido muy bien en el control, seguían las dudas de su enfermedad, me daba mucha rabia, como podía pasarle eso a ella, si era tan buena.
La señora Cullen, nos llamo para bajar, ya que estaba servido el almuerzo, me incomodaba como bajaría la silla, pero eso se resolvió en un instante, al  llegar Edward quien se inmediato tomo a su hermana, y yo enrosque la silla y la baje, verlo ahí me dio nuevos aires para seguir respirando.
-ya hermanita, llegamos
-mmm, te levantaste al fin, vamos a tener una gran conversación los dos, me escuchaste hermanito, al parecer no eres el único que se muere de amor estos últimos días, ¿cierto bella?
Solo salió de mí una risita nerviosa, enrojeciendo  aun más mi cara, pero como él podía estar tan tranquilo.
-emmm…enamorada bella, y como se llama el dichoso hombre si se puede saber.
Maldición como me preguntaba eso, estaba jugando con fuego, se estaba sobrepasando, si él sabía que yo quería decirle a los cuatro vientos que era él.
-Jacob, un ex de bella así se llama, contesto a viva vos Alice.
-Alice, por favor, como cuentas esas cosas, es secreto, solo eso pude decir toda nerviosa.
-bien por ti bella, me alegro, creo que todos de alguna manera, encontramos el amor, y sobre todo cuando este ya existía, o no, permiso.
Que le pasaba estaba como enojado, me miro furioso como si de verdad hubiese creído lo de que le invente a Alice, el mejor que nadie sabía de mis sentimientos, que eran suyos,  tendría que hablar con él pero cuando, si estábamos rodeados.
Durante todo el almuerzo, ni me miro, solo se dedico hablar de su trabajo en los Ángeles, y que vendría un amigo que era su brazo derecho a discutir asuntos de negocios, así que le pidió autorización a sus padres para que él se alojara en la casa, al parecer, también viajarían desde Italia, otro de los hijos de Doctor Cullen, Emmett con su prometida

jueves, 30 de diciembre de 2010

“EL DESTINO NOS UNIO POR SIEMPRE” (continuación)

Capitulo 5 “COMO UNO PUEDE LLEGAR A ODIAR A UNA PERSONA EN UN DIA Y EN EL PROXIMO AMARLO”
Me levante temprano ese día, en realidad no sabía qué hacer, rendirme ahí, o seguir adelante por Alice, estuve todo el rato sentada en la cocina pensando una y otra vez lo que  me había dicho Edward, Charlie como siempre no estaba, creo que recibió un llamado de emergencia, problemas en el pueblo, mis pensamientos fueron interrumpidos por el timbre de la puerta, salí enseguida.
-la señorita Isabella Swan
-si con ella
-Tenemos este ramo de flores para usted, puede firmar acá por favor
Me quede pasmada, flores  para mi ¿Quién las había enviado?, Charlie imposible, me puse impaciente solo quería leer la tarjetita que traía el ramo, así que firme rapidito y di las gracias, cerré la puerta y comencé a leer.
Señorita Isabella Swan: Bella
Lamento, como empezamos a conocernos, solo dame una oportunidad para demostrarte cuan arrepentido estoy… Lo siento….
                                                                                                                               Edward Cullen
Tome la tarjetita, y una sonrisa se escapo de mis labios, de verdad estaba arrepentido, tome mi mochila, y  me fui a casa de Alice.
Llegue a la casa, estacione mi camioneta, Edward estaba en la entrada esperándome, pude notar su nerviosismo, creo que yo también lo estaba, no se las flores y todo eso.
-viniste, con una mano se tomo el pelo como si se echara gel, luego nerviosamente la metió en el bolsillo de sus jeans
-si, por Alice, Que estúpida respuesta, le di, obvio que  era por Alice, ni que fuera a pensar que era por él, ni imaginarlo.
-Me alegra que llegaras, te gustaron las flores, no eres alérgica ni nada de eso, cierto, porque o si no podría haberte enviado otra cosa, mmm, no lo sé  chocolates.
Ahí sí, que se le notaron aun más sus nervios, dejaba al descubierto al Edward, sensible y empático, cosa que antes había sido todo lo contrario.
-no, las flores están bien, gracias
-Bella de verdad, perdón, no sé qué puedo hacer para, que dé verdad empecemos de nuevo, te parece si me presento.
-me reí, lo mire extrañada, de verdad estaba haciendo un esfuerzo
-ok, le dije
-hola, soy Edward Cullen hermano de Alice, mmm y a veces un completo idiota, a y sin olvidar que me encantan las revistas de maquillaje, tú debes ser Bella
-reí mucho más que antes, es que verlo así, era como conocer a una nueva persona
-sí, soy Bella, nos miramos y reímos juntos
Alice se apareció de un de repente en su silla  de ruedas junto con las señora Cullen
-mmm, que es tan gracioso, si es un chiste me lo podrían contar
Baje mi mirada, y de inmediato se enrojecieron mis mejillas, cuando podría llegar a controlar eso
-Edward miro a Alice, mi querida hermanita que no pueda pasar nada en esta casa que tu no lo sepas, ah, con bella solo reíamos.
-mmm, igual tarde o temprano tendrán que contarme de que se ríen, Bella ven acá a saludarme, si tu eres solo mi amiga.
Reímos todos, que divertido todo se volvió de repente, esa tarde estuvo de muy buen apetito Alice, y su ánimo fue mejorando, se acerco la hora de volver a casa para estar con Charlie, me despedí de todos, menos de Edward él no estaba.
Tome mi camioneta y me fui, todavía estaba con un poco de sol el día, a mitad del camino estaba parado el auto de Edward, me pregunte si le habría pasado algo, me baje de la camioneta, no había nadie, seguí entre los árboles, y me encontré con un paraíso, era un prado hermoso, lleno de flores y pasto un pequeño riachuelo, lo atravesaba, mis ojos quedaron asombrados.
-bella, escuche mi nombre
Levante mi mirada, estaba ahí, sus ojos mostraban el mismo encantamiento por el lugar que los míos.
-yooo, perdona, no quise entrometerme, es que pensé, al ver tu auto, me preocupe
-bella, no te disculpes, no me molesta que estés aquí, este es mi lugar tranquilo, me agradaría compartirlo contigo.
Se acerco a mí, eso me hizo sentir muy nerviosa, me quede paralizada
-puedo tomarte la mano.
-bueno, que me pasaba, y que le pasaba a él, ¿flores? y ahora tomarme la ¿mano?
-Tranquila, solo quiero mostrarte algo, cierra los  ojos, me dijo
Solo sentía su piel que estaba quemándome, sus dedos eran tan suaves, y su mano era tan fuerte, que linda sensación, el era agradable para mi, sentí  ganas de que jamás  me soltara, que nuestras manos permanecieran unidas por siempre, es ahí cuando me di cuenta de algo, el me gustaba, o el siempre me gusto desde el principio de cuando lo vi en la tienda, de inmediato le solté la mano.
-bueno Edward, me tengo que ir mi papá me debe estar esperando, mmm, nos vemos, adiós
-bella, bella, espera
Solo eso le escuche decir, no quise mirar hacia atrás, porque verlo sería fatal para mi, era mucho sentir que me gustaba, tome mi camioneta y me fui.
llegue a casa, Charlie me esperaba, tenía la mesa lista para comer, lo salude y le dije que me ducharía primero, subí a mi cuarto, y me tendí en la cama, mirando el cielo de mi pieza, buscando alguna respuesta a lo que estaba sintiendo, me senté en la cama y ahí estaba ese hermoso ramo de flores, luego  me dije, bella olvídalo, solo te las regalo porque sentía remordimiento hacia ti, jamás se fijaría en ti, conociéndolo con lo guapo que era debía de tener novia y más de alguna admiradora.
Trate de bajar con la mejor cara, Charlie no tenía la culpa, además me moriría si el llagase a enterarse de lo que había sucedido, en realidad debía estar con él ahora, eso me serviría para poder olvidarme, comimos, poco hablamos, esa era una característica de él, que claro yo también herede, lave los platos, ordene la cocina, estaba secando mis manos, y ahí en ese instante, recordé lo hermoso que había sido conmigo, cuando me tomo la mano, en aquel lugar tan bonito, sacudí mi cabeza tratando de olvidar ese pensamiento, me fui a dormir.

MOUNSTRO

Autora:Romina Olivera.


Capitulo 1: Tres Semanas de vida y una decisión.

Había decidido irme; irme lejos, dejar todo atrás y olvidar todo lo q fui, todo lo que era, pero por sobre todo olvidar que una vez fui feliz. Lo fui.

Así que decidí ir en busca de mi medio hermano. No lo conocía, pero sabía que tenía uno, o al menos eso creía.

Arme mis valijas… valijas, jaja, que gracioso; mas bien un simple bolso. Solo agarre unos cuantos trapos y las llaves de mi auto; lo único que quedaba de mi vida el Salt Lake City, Utha. Ah…y mi perro, que por alguna extraña razón no me temía, de hecho me seguía. Trate de dejarlo libre y esperar a q huyera de mi, pero el muy tonto se quedo conmigo. Por un lado eso me hacia bien, tener algo de lo que una ves fui era bueno, pero por otro me dolía.

El dolor era algo a lo cual ya estaba acostumbrada en mi vida pasada; pero no esta clase dolor, no esta sensación de dolor que te hacia desear querer morir. Este fuego me quemaba en lo más profundo de mí ser,  de mi garganta. Pero podía controlarlo, claro que podía, pero no sabia el porque de ese autocontrol, no lo entendía.

Supongo que se trataba de que no quería matarlo, de que el dolor seria más grande si lo viera a mi perro muerto en mis manos, muerto por mí. Al menos eso creía.

Decidí moverme rápido, no quería que los recuerdos me invadieran, así que tome el bolso con los trapos y salí por la puerta que daba al garaje, en donde estaba el auto.

Abrí la puerta del conductor y puse el bolso en la parte de atrás. Mire a mi costado izquierdo y lo vi sentado, mirándome fijo, como si esperara una orden o algo por el estilo.

-¿Vendrás conmigo?- le pregunte. Él ladro y movió su cola.
-¿Estas seguro?, ¡mira que es un viaje largo!-. Se incorporo y entro al auto.
-OK, ¡como quieras!-; “Perro estupido, ¿acaso no sabes el peligro que corres conmigo?, pensé. “Solo espero que sobreviva a todo el viaje”.

Aparque el auto en la calle, dejando al perro dentro de él; decidí que esperaría fuera del auto para no tentar mi suerte.

Me apoye contra el capo, mientras de reojo miraba aquella casa, recordando las últimas tres semanas, las tres semanas de mi nueva vida, de mi maldición eterna.

Esas tres semanas llegaron a mi memoria como una película, una mala película. En esas tres semanas de mi nueva vida había tomado decisiones tan rápido y que en mi “vieja vida normal” nunca hubiera tomado, al menos no con tanta convicción y rapidez.

Mientras miraba aquella casa recordé esas tres semanas de pesadilla; recordé el despertar de mi muerte, el entierro de mi madre, el ver que estaba sola en mi nueva vida, el saber que no podía quedarme allí por que todo me recordaba a ella; me recordaba lo mucho que me haría falta, lo mucho que la quería, pero por sobre todo, lo feliz que fui con ella.

Si, tres semanas de decisiones, y una de esas decisiones era poner en venta la casa, mi casa.

Así que ahí estaba yo, apoyada en el capo de mi auto, en un atardecer nublado, esperando a los nuevos dueños de mi casa.

No sabia mucho de ellos, salvo que eran un matrimonio con dos hijos pequeños; él era abogado y ella maestra. No quise saber mucho más de ellos, era lo mejor. De todas formas no volvería jamás allí. Esa ya no era mi casa. Les pertenecía ahora a ellos, a los nuevos dueños, a los Thomnson.

Antes de que mis recuerdos llegaran mas lejos, oí un auto doblar la esquina, eran ellos.

La minivan se detuvo a unos dos metros por el lado opuesto de la calle; de ella bajaron primeros los niños q corrieron enseguida a la ventanilla por donde se asomaba mi perro; por detrás llegaron sus padres, el señor y la señora Thomnson, con la emoción y alegría de que la casa ya les pertenecía.

-Con cuidado chicos, pórtense bien- la señora Thomnson les decía a sus dos hijos q no dejaban de acariciar al perro.
-Esta bien, no les hará daño-, le dije mirando a los niños.
-Si, bueno, no lo decimos por el perro sino por los dos diablillos que tenemos como hijos-, dijo el señor Thomnson mientras abrasaba a su esposa; esta le propino un codazo en las costillas mientras reía.
-OH…en ese caso será mejor que les muestre la casa rápido-, dije y me baje del capo del auto, guiándolos hacia la entrada,..- Por aquí-, sonreí, solo por ser amable.
-Bien-, dijo el señor Thomnson. –¡¡Entremos!!-. Había un tono de felicidad en su voz, que me hizo sentir algo triste; triste por que sabia que una ves que les entregara la llave no habría vuelta atrás, de hecho ya no la había; ya habían pagado la mitad.
-Chicos, vengan aquí...-, la señora Thomnson llamaba a los pequeños, mientras el señor Thomnson y yo entrábamos ya a la casa.
-Saque los cuadros, floreros, libros, ropa, vajillas y los done, así que no tendrán que sentirse culpables por tirar nada.- les dije con un tono en el cual no notaran el dolor que causaba dejar todo aquello.
-¿Que hay de los muebles?... digo, ¿no te los llevarás?- me pregunto algo curiosa la señora Thomnson. Al parecer le sorprendía que dejara esos muebles allí. La mire esperando  a que terminara de hablar…- es que son muebles muy bellos, y al parecer son artesanales-. Esto último me sorprendió a mí. ¿A caso sabia de muebles esta señora? Tarde en contestarle.
-Veo que sabe de muebles-, le dije.
-Si, bueno, es algo que viene de familia.- me dijo sonriendo y, ¿algo avergonzada?
-OH…- dije- En realidad, creí que les ahorraría la compra de nuevos muebles, pero si no los quiere…-, no me dejo terminar de hablar cuando dijo:
-No, no es eso, con gusto nos quedaremos con ellos; son hermosos, muy hermosos.-Rió y acaricio una pequeña mesa de la sala.- Gracias-.sonrió y me miro a los ojos.
-De nada.- dije sonriendo.
-¿Segura que nos los quieres?- pregunto el señor Thomnson.
-Segura; además no podría llevarlos en mi auto.- reí.- Recorreré el país por un tiempo.-, mentí.
-OH, ¡eso es genial!- dijo él.
-¡Si, lo es!- mire a otro lado-. Bien, creo que esta todo dicho. Les mostrare el resto de la casa.- y así fue, les mostré toda la casa, mas a la señora Thomnson que a su esposo, dado que el ya la había visto, sino no la estaría comprando.

Para cuando termine de mostrarles toda la casa, ya había oscurecido. No sabía muy bien que hora era pero creía que ya pasaban de las 8 PM. El tiempo se alargaba tanto como el dolor en mi pecho. Con la diferencia que el tiempo transcurriría y pasaría mientras que el dolor quedaría allí.

A pesar de que estaba oscuro no me quite los anteojos; eran bastante oscuros, de esos que utilizan los ciegos para esconder sus ojos. De no ser por mi súper visión (suena gracioso si se tiene en cuenta que era un mostró mas que un superhéroe) me habría propinado de un buen golpe al salir de la casa.

- Bien, creo que ya esta todo visto y dicho- le dije al señor Thomnson, algo ansioso por irme de una vez de allí; el lo oto en mi voz.
- Si, gracias otra vez por los muebles- dijo.
- No hay por que, se que los cuidaran mejor que yo- sonreí.- Tenga- les di las llaves.
- Gracias- extendió un sobre al mismo tiempo que yo le entregaba las llaves- lo tome y lo puse en el bolsillo de atrás de mi pantalón, sin ni siquiera abrirlo.
-¿No lo contaras? - me dijo.
- No, confío en usted- le dije sonriendo- a no ser que quiera que lo cuente aquí- reí.
-No, no, por favor, esta todo lo que pidió allí- sonrió algo nervioso, sorprendido por mis palabras.
-Entonces creo que ya me iré, así disfruten de su nueva casa- sonreí algo triste.
- Gracias de nuevo, y mucha suerte en tu viaje por el país- me dijo estirando su mano para saludar, más bien para despedirme.
- No hay porque- tome su mano muy suavemente tratando de no rompérsela. No sabía cuanta fuerza tenía, ni tampoco quería averiguarlo en ese momento.
- Disfruten de la casa- les dije y me giré hacia mi auto.
- Adiós y suerte- dijo la señora  Thomnson al momento que subía a mi auto. Solo le salude con la mano, sin ni siquiera mirar en su dirección, con el miedo de que el dolor me hiciera llorar.

Puse en marcha el auto y acelere.

Treinta minutos más tarde me encontré saliendo de Salt Lake City por la carretera estatal nº 84 hacia el noroeste.



Capitulo 2: ¡¡Bienvenidos a la ciudad de Forks!!



Había tomado todas las precauciones para este viaje; pero además de eso, necesitaría de mi súper autocontrol para soportar a mi compañero.

El viaje duraría alrededor de 17 horas. Claro que, a pesar de que yo no lo necesitara, tendría q parar al menos, en todo el viaje, unos 30 minutos, dos veces, para que mi compañero de aventura estirara sus patas e hiciera sus necesidades básicas (como comer, beber e ir “al baño”). También necesitaría comprarle algo de comida para él.

Amaba mi autocontrol, gracias a el, mi sed no era un problema; solo deseaba que fuera lo suficientemente fuerte y duradero. Pero si en algún momento, durante el viaje, mi sed se volviera un problema, llevaba conmigo dos botellas de 500 CC llenos de sangre, sangre de animal, claro.

La sangre humana me resultaba repugnante. La había probado una vez, fue antes de salir del hospital, y la probé por accidente.

Después de 9 horas de viaje, ya estaba amaneciendo. Así que decidí que la primera parada seria en Aberdeen.

Tras una extensa búsqueda encontré una gasolinera; corrí con  suerte ya q la misma tenia un pequeño bar, compraría algo de comida allí.

Aparque el auto cerca de unas bombas de gasolina, pensando en volver a llenar el tanque de mi auto y también revisaría el motor, solo por precaución.

Una vez que llene el tanque, el cual no estaba ni la cuarta parte vacío, revisé el motor. Todo estaba bien en el.

Decidí entrar al pequeño bar; en el solo se encontraba un hombre y una mujer (parecía ser la mesera). Me senté en una mesa, cerca de un ventanal que daba hacia donde estaba mi auto.

Mientras observaba el auto y a mi perro en el, llego la mujer (era la mesera) y tomo mi orden. Solo pedí un biffe para llevar y una botella de agua sin gas. La mujer solo se limito a asentir con la cabeza y tomar mi pedido, diciendo q estaría listo en 30 minutos.

Mientras esperaba, abrí el sobre que había retirado la pasada mañana, antes de salir de viaje, de abogado que mi madre había contratado por su testamento.

No era mucho lo que había puesto en el, solo dos puntos claves: Primero, que la casa y todos sus ahorros (que eran alrededor de $300.000) pasaran a mi nombre, una vez que ella muriera. Y segundo, que se me entregara el sobre, una vez cumplido 3 semanas de su muerte, con una carta que ella misma me había escrito a mano.

El sobre era muy grande y de color amarillo. Cuando lo abrí encontré un libro, mas bien parecía un diario. Lo saque y lo puse sobre la mesa.

Este desprendía un olor el cual nunca había olido antes, se parecía mucho al olor que desprendía mi perro.

Volví a mirar dentro del gran sobre amarillo y encontré 3 sobres blancos y una foto. Puse los mismos encima del diario, sosteniendo solo la foto con ambas manos. En ella había tres personas; un hombre de pelo negro azabache, rostro algo redondo y ojos marrones oscuros, su piel era de un cobrizo algo oscura, dañada por el viento y el sol. A la par de este, se encontraba una niña de rostro redondo, pelo castaño oscuro y ojos color miel, su piel era algo mas clara que la del hombre a su lado. Quien más me llamo la atención fue la mujer que estaba a la par de la niña. Era muy bella, su sonrisa era hechizante, y sus ojos idénticos a los de la niña.

Cuando la estaba contemplando, recordé quienes eran esas tres personas. El hombre resultaba ser Billy Black, la mujer mi madre y la niña, yo.

Mi madre era bella, muy bella.

Sentí un nudo en mi garganta y un dolor muy fuerte en mi pecho.

Era bueno llevar en ese momento los anteojos, aunque la verdad, no me los quite desde que salí de Salt Lake. No quería que me vieran llorar. Y tampoco lo aria.

Puse la foto en el sobre amarillo y mire los otros tres sobres. Cada uno llevaba un nombre: el primero mi nombre, el segundo el nombre de Billy Black y el tercero, que había caído de adentro del diario, llevaba el nombre de Sam Uley. No le preste mucha atención, tampoco abrí los otros dos sobre. Pero si lo hice con el que llevaba mi nombre.

“Querida hija:
Creo que ya sabes el porque esta carta llego a tus manos.
La muerte es algo a lo que todos estamos atados, y cuando nos llega la hora no podemos hacer nada para evitarlo.
No quiero que estés triste, ni muchos menos que te sientas sola. Yo siempre estaré en tu corazón.
Si te escribí esta carta, fue para q hagas algo por mi; quiero que busques a Billy y que te quedes con el, el te ayudara en todo lo que necesites.
¿Recuerdas lo mucho que insistías en ir a vivir con el cuando eras una niña? Bueno, ese día ha llegado. Búscalo, se que con el estarás a salvo, que estarás  en buenas manos.
El vive en La Push- Forks. La carta que tiene su nombre es para el, dásela una vez que estés con el frente a frente.
Ahora, lo más importante, el abogado de seguro te entrego un sobre grande amarillo. En el hay un diario, le perteneció a tu padre y fue el quien me pidió que te lo entregara una vez que cumplieras tus 18 años.
Nunca lo hice por que respete tu decisión de que solo recibirías algo de el si te lo entregaba en persona.
Todavía recuerdo lo mucho que lloraste cuando el vino para tu cumpleaños nº 13, lo feliz que estabas cuando te regalo el pequeño dije de un lobo; lo triste que te pusiste cuando el se fue ese mismo día de tu cumpleaños, y lo deprimida que estuviste por días a raíz de eso. Te prometiste a ti misma y a mí, que no dejarías que volviera.
No te creí, hasta que dos días después lo llamaste y se lo dijiste, sin ni siquiera llorar. Me asustaste mucho ese día.
Tu solo me consolaste diciéndome: “no quiero que sufras, no es por ti que lo hago; no quiero que venga y después se valla y haga que mi tristeza sea un martirio para ti. No lo odio, nunca podría, por que al fin y a cabo es mi padre, ¿no?” y sonreíste.
Fue esa sonrisa la que me hizo asegurarme de que estarías bien, de que eras fuerte. Lo eres, mi niña.
Nunca dude de tu capacidad de sanar y se que, a pesar de que hoy la vida nos separa, se que estarás bien, porque eres especial, siempre lo fuiste y lo serás.
Se que harás lo que te pido, y se que volverás a ser feliz.
Déjales mis saludos a Billy y dile que le estaré profundamente agradecida por aceptarte, porque no me cabe duda de que así será. Siempre dijo que eras como una hija más.
Confía ciegamente en el, amor.
Te quiero mucho, mi niña; confía en ti misma siempre y se feliz, se que es difícil pero hazlo, no vivas en el pasado, mira siempre hacia delante.
Con amor, tu madre.”

Contuve mis lágrimas hasta el punto de que el dolor, el que había sentido cuando recordé quienes eran los de la foto, se acrecentó mucho más en mi pecho. Lo sentía como un puñal que escarbaba.

Estaba tan concentrada en no perder mi autocontrol, que no escuche cuando la mesera llego con mi pedido, tuvo q toser para que la mirara.

Pagué el pedido; y entre tembladeras y desesperación, guarde los tres sobres, la foto y el diario de nuevo en el gran sobre amarillo, y salí del bar sin mirar atrás, subiéndome a mi auto y pisando el acelerador a fondo.

Sentía que me faltaba el aire.

No aguantaba más. Mi súper autocontrol no pudo con esto. Empecé a llorar.

Llore, llore y llore, sin parar.

Todo el dolor, la bronca y la ira se manifestaron en mi llanto. Necesitaba recuperar mi autocontrol. Y necesitaba hacerlo ahora.

Frene de golpe, al lado de la carretera.

Había conducido tan a prisa, entre el llanto y la ira, que para cuando el motor se apago de golpe y pare de llorar, vi un cartel que decía “Lago Quinault”.

¿Qué? ¿Como es que me encontraba ya cerca de Forks? ¿Tan a fondo pise el acelerador?, pensé. Y empecé a reír como una demente. Fue tanto la risa que mi perro comenzó a ladrar.

-Lo siento.-le dije entre risas- Devi asustarte ¿verdad? Lo siento.- este ladro una vez mas, e hizo algo que nunca espere. Se acerco a mí y lambió mi mejilla por primera vez.

Me quede inmóvil, por miedo a lastimarlo. Ni siquiera lo aparte. Pese en hacerlo, pero no pude.

-Gracias- me limite a decirle, y el se alejo solo.

Después de mi rato de locura y polaridad, me concentre de nuevo en la carretera.

Solo teníamos 3 horas más de viaje. Había estado 1 hora en el bar de Aberdeen, y había conducido en 4 horas lo que tendría que haber sido 5 horas. Lo extraño era que no me había detenido la policía, no había ni rastros de la misma. Reí como tonta ante esa idea. Era extraño. Nada de policías.

Puse de nuevo el auto en marcha. Ahora tendría que encontrar otro lugar en el cual poder parar y darle su comida a mi perro.

Entre que conducía y recordaba las palabras de mi madre, vi un cartel que decía “Alberge de Kalaloch”. Era un lugar para parar un rato, después de todo se lo debía a mi perro.

Aparque en un estacionamiento que debía pertenecer al alberge, cuando otro segundo cartel llamo mi atención. Se trataba de un cartel que guiaba hacia la playa Kalaloch.

Baje del auto, junto con mi perro y un pequeño bolso de mano, y nos dirigimos hacia el sendero.

La playa era hermosa, a pesar de que el día estaba algo nublado. Debían ser alrededor de las 1 de la tarde, o tal vez un poco mas.

Luego de una larga caminata, me senté en un tronco que estaba por allí: respire el aire y deje que mis músculos se relajaran, al igual que mi mente.

Para cuando ya había entrado en transe de relajación, oí a mi perro lloriquear al lado mío, muy concentrado en el bolso que tenia puesto. Tenía hambre, el pobre.

-Ups, lo siento.- saque la caja pequeña que contenía los biffes y se la puse en el suelo.- Von appeti- le dije sonriendo.

Solo tardo 20 minutos en devorar por completo los biffes y los huesos de los mismos.

-Oye, si mal no recuerdo, tu no tienes un nombre- me miro ladeando su cabeza a un lado.
-Nop, no lo tienes; así que mejor te pongo uno- le dije mirando hacia el mar.
-Haber… mmm..... tiene que ser algo único, dado que lo eres. Eres el único perro que se atreve a andar con una vampira; o al menos creo que soy eso, pero tu shhh, no le digas a nadie.- le susurre. El me miro y ladro, estando aun echado a mis pies en la arena.
-¿Qué tal Jack?... no, espera, es muy común ¡Lo tengo!- No tenia ni idea de cómo me vino el nombre a mi mente, pero me gusto.- ¡Paúl!, así te llamaras, Paúl.- el se incorporo y ladro.
-Te gusta, ¿verdad?- sonreí; el giro y ladre de nuevo.
-Tomare eso como un si.- reí- Ven, ¡vámonos!- le ordene y el salio corriendo en dirección al auto.

Definitivamente era bueno tenerlo conmigo.

Luego de una hora de parada, retomamos el viaje.

Tras 2 horas más de conducción, llegamos a Forks. Al menos eso decía el cartel que estaba en la entrada del pueblo.

-Llegamos- dije mirando a Paúl. Respire hondo.

Tenía que buscar a Billy, pero no sabia por donde comenzar. Así que me dirigí a la estación de policía del lugar.

Me pare a un costado de la calle y vi que un lugareño estaba sacando basura. De seguro el debe saber donde queda la estación; solo esperaba que así fuera.

-Disculpe, señor. Por casualidad ¿sabe como puedo llegar a la estación de policía?- le dije desde dentro del auto. Este me miro con algo de desconfianza y miedo. Podía oler su miedo.

Luego de un rato de vacilación y deliberación, me indico como llegar.

-Gracias.- dije, y volví a encender el auto.

Cuando entre a la estación, había una gran revuelta. Al parecer había ocurrido algo grabe, ¿pero que? El pueblo parecía, o al menos daba la impresión, de ser totalmente tranquilo.

Una mujer me miro y se acerco a mí.

-¿Necesitas algo?- me pregunto. Me llamo mucho la atención, tenía algunos rasgos físicos en su rostro iguales a los de Billy. Me dejo atónita.
- Si.- dije después del shock que me causo al verla.- Necesitaría saber como llegar a ¿La Push?- dudando, para parecer solo una turista y evitar preguntas incomodas.
-La Push, ¿eh?- me miro algo sonriente.
-Si. En realidad estoy buscando a un amigo de mi madre.- No supe por que le estaba contando aquello. Había algo en ella que me hacia sentir confianza.
-¿A quien? Porque yo vivo allí y conozco a todos en la reserva.- me dijo sonriendo.
-A un hombre… emm… Billy, Billy Black- dije.
-Billy. Si. Lo conozco- dijo algo seria.- Puedo preguntar ¿porque lo buscas?- me miro a los ojos. Eran estas las preguntas que quería evitar.
-Es personal- dije, agachando la cabeza. Ella buscaba algo en mi, algo que le dijera que no era de confianza, que era un peligro para Billy. Y no se equivocaba si pensaba eso. Porque lo era.
-Esta bien, lo siento- me dijo algo avergonzada- ¡Ven!- me guío hasta el mostrador principal y ll amo a un oficial- Matt, ¿podrías darme un mapa y un marcador?- dijo amablemente.
-Si, claro- dijo el oficial- ¡Toma!- le extendió ambas cosas.
-¿Puedo preguntarte de donde eres?- dijo mientras marcaba en el mapa.
-De Salt Lake- respondí.
-Ah… lejos- dijo y me dio el mapa.- OK. De seguro viniste por la 101 ¿no es así?- me sonrió.
-Si- dije mirando el mapa que me había dado.
-Bien, déjame decirte que pasaste por La Push antes de llegar aquí- dijo sonriendo de nuevo.
-OH- dije. “Tonta, eso te pasa por no prestar atención”, pensé.
-No te preocupes. De seguro te mareaste con tantos carteles- rió.- Es común en los turistas.
-Genial, una turista más.- reí.
-Si- rió de mi chiste tonto.- La casa de Billy esta pasando el sendero al acantilado, como a unos 60 metros más adelante. La ubicaras fácilmente por que es la única casa de color rojo viejo.- dijo algo riéndose.
-OK. Gracias, muchas gracias.- le extendí la mano para despedirla. Ella la tomo y sonrío.
-A propósito, soy Su Clearwater- me dijo.
-Row Mcfilson- dije.
-Un gusto Row. Dales mis saludos a Billy- me sonrió y soltó mi mano.
-Se los daré y gracias de nuevo- le sonreí.

Me gire, para saludarla por ultima vez, con la mano en alto y salí de la estación.

Ya estaba atardeciendo. Seria mejor dejar mi visita a Billy para mañana y buscar un lugar donde pasar la noche.

Fan Arts

taz cullen

'iLiana Gamez


ttsw

martes, 28 de diciembre de 2010

Días de emociones

Este es un proyecto de libro, que explica una historia que es real. Lo sé, porque esto me ha pasado a mí. Y aquí lo relato desde mi punto de vista personal. Lo único que cambian son los nombres de las personas, menos el mío. Espero que os guste

Autora:Ingriidd Ortss

Introducción

Todo fué tan rápido, todo esto pasó en menos de 2 meses... Fue rápido, pero esos días pasaban lentos, cuando llegaba a casa, quería volver a verle, y los fines de semana, eran insufribles, ya que no estaba con él... Suerte que tenía a mi primo de 3 años, y me distraía jugando con él; intentaba no pensar en ése chico, pero cada vez estaba más en mi cabeza. No podía estudiar, ni hacer deberes; ni el truco de escuchar música MUY alta con los cascos para no escuchar mi propio pensamiento funcionaba para sacarle de mi mente...

Capítulo 1

Estábamos en el patio de después de comer, con mi amiga Cristina, y también con Álex, mi mejor amigo. Aunque era noviembre, era un día soleado, y hacía calor.
Cristina y yo éramos bastante diferentes: Ella era rubia con el pelo liso y largo; yo era castaña y mi pelo era ondulado y de un color castaño pero con mechas de un color más claro. Cris era bastante más alta que yo, claro que ella había repetido sexto de primaria. Álex era como yo, un poco más alto y con el pelo más rubio.

-Mira el que esta con mi hermano, el que va con el jersey azul, ¿no me digas que no es mono? - dijo Cris
-Vaya- exclamé - Es guapo. ¿Cómo se llama?
-Se llama Lucas - dijo ella, mirando a Lucas embobada - Ha repetido 4º de ESO, como mi hermano,  pero van a diferentes clases.
-Ah, bueno - y no le dí mucha importancia, aunque sin yo saberlo él ya tenía reservado un espacio en mi mente, y pronto en mi corazón.


La media hora pasó volando, y sonó el timbre. Después tuve dos horas de clase aburridas, como siempre. Hasta ahí fue todo normal, hasta que, cuando llegué a casa, me dí cuenta de que algo pasaba por mi cabeza. Hice los deberes y entonces me dí cuenta: Era ÉL, Lucas. Mire un poco la televisión, cené y me fui a dormir. Esa noche me sentía curiosa por saber mañana que pasaría, con Lucas y conmigo.

Fan Arts 3

TANIA MEDINA SERRANO

 

 Mari Murles

ttsw