jueves, 30 de diciembre de 2010

“EL DESTINO NOS UNIO POR SIEMPRE” (continuación)

Capitulo 5 “COMO UNO PUEDE LLEGAR A ODIAR A UNA PERSONA EN UN DIA Y EN EL PROXIMO AMARLO”
Me levante temprano ese día, en realidad no sabía qué hacer, rendirme ahí, o seguir adelante por Alice, estuve todo el rato sentada en la cocina pensando una y otra vez lo que  me había dicho Edward, Charlie como siempre no estaba, creo que recibió un llamado de emergencia, problemas en el pueblo, mis pensamientos fueron interrumpidos por el timbre de la puerta, salí enseguida.
-la señorita Isabella Swan
-si con ella
-Tenemos este ramo de flores para usted, puede firmar acá por favor
Me quede pasmada, flores  para mi ¿Quién las había enviado?, Charlie imposible, me puse impaciente solo quería leer la tarjetita que traía el ramo, así que firme rapidito y di las gracias, cerré la puerta y comencé a leer.
Señorita Isabella Swan: Bella
Lamento, como empezamos a conocernos, solo dame una oportunidad para demostrarte cuan arrepentido estoy… Lo siento….
                                                                                                                               Edward Cullen
Tome la tarjetita, y una sonrisa se escapo de mis labios, de verdad estaba arrepentido, tome mi mochila, y  me fui a casa de Alice.
Llegue a la casa, estacione mi camioneta, Edward estaba en la entrada esperándome, pude notar su nerviosismo, creo que yo también lo estaba, no se las flores y todo eso.
-viniste, con una mano se tomo el pelo como si se echara gel, luego nerviosamente la metió en el bolsillo de sus jeans
-si, por Alice, Que estúpida respuesta, le di, obvio que  era por Alice, ni que fuera a pensar que era por él, ni imaginarlo.
-Me alegra que llegaras, te gustaron las flores, no eres alérgica ni nada de eso, cierto, porque o si no podría haberte enviado otra cosa, mmm, no lo sé  chocolates.
Ahí sí, que se le notaron aun más sus nervios, dejaba al descubierto al Edward, sensible y empático, cosa que antes había sido todo lo contrario.
-no, las flores están bien, gracias
-Bella de verdad, perdón, no sé qué puedo hacer para, que dé verdad empecemos de nuevo, te parece si me presento.
-me reí, lo mire extrañada, de verdad estaba haciendo un esfuerzo
-ok, le dije
-hola, soy Edward Cullen hermano de Alice, mmm y a veces un completo idiota, a y sin olvidar que me encantan las revistas de maquillaje, tú debes ser Bella
-reí mucho más que antes, es que verlo así, era como conocer a una nueva persona
-sí, soy Bella, nos miramos y reímos juntos
Alice se apareció de un de repente en su silla  de ruedas junto con las señora Cullen
-mmm, que es tan gracioso, si es un chiste me lo podrían contar
Baje mi mirada, y de inmediato se enrojecieron mis mejillas, cuando podría llegar a controlar eso
-Edward miro a Alice, mi querida hermanita que no pueda pasar nada en esta casa que tu no lo sepas, ah, con bella solo reíamos.
-mmm, igual tarde o temprano tendrán que contarme de que se ríen, Bella ven acá a saludarme, si tu eres solo mi amiga.
Reímos todos, que divertido todo se volvió de repente, esa tarde estuvo de muy buen apetito Alice, y su ánimo fue mejorando, se acerco la hora de volver a casa para estar con Charlie, me despedí de todos, menos de Edward él no estaba.
Tome mi camioneta y me fui, todavía estaba con un poco de sol el día, a mitad del camino estaba parado el auto de Edward, me pregunte si le habría pasado algo, me baje de la camioneta, no había nadie, seguí entre los árboles, y me encontré con un paraíso, era un prado hermoso, lleno de flores y pasto un pequeño riachuelo, lo atravesaba, mis ojos quedaron asombrados.
-bella, escuche mi nombre
Levante mi mirada, estaba ahí, sus ojos mostraban el mismo encantamiento por el lugar que los míos.
-yooo, perdona, no quise entrometerme, es que pensé, al ver tu auto, me preocupe
-bella, no te disculpes, no me molesta que estés aquí, este es mi lugar tranquilo, me agradaría compartirlo contigo.
Se acerco a mí, eso me hizo sentir muy nerviosa, me quede paralizada
-puedo tomarte la mano.
-bueno, que me pasaba, y que le pasaba a él, ¿flores? y ahora tomarme la ¿mano?
-Tranquila, solo quiero mostrarte algo, cierra los  ojos, me dijo
Solo sentía su piel que estaba quemándome, sus dedos eran tan suaves, y su mano era tan fuerte, que linda sensación, el era agradable para mi, sentí  ganas de que jamás  me soltara, que nuestras manos permanecieran unidas por siempre, es ahí cuando me di cuenta de algo, el me gustaba, o el siempre me gusto desde el principio de cuando lo vi en la tienda, de inmediato le solté la mano.
-bueno Edward, me tengo que ir mi papá me debe estar esperando, mmm, nos vemos, adiós
-bella, bella, espera
Solo eso le escuche decir, no quise mirar hacia atrás, porque verlo sería fatal para mi, era mucho sentir que me gustaba, tome mi camioneta y me fui.
llegue a casa, Charlie me esperaba, tenía la mesa lista para comer, lo salude y le dije que me ducharía primero, subí a mi cuarto, y me tendí en la cama, mirando el cielo de mi pieza, buscando alguna respuesta a lo que estaba sintiendo, me senté en la cama y ahí estaba ese hermoso ramo de flores, luego  me dije, bella olvídalo, solo te las regalo porque sentía remordimiento hacia ti, jamás se fijaría en ti, conociéndolo con lo guapo que era debía de tener novia y más de alguna admiradora.
Trate de bajar con la mejor cara, Charlie no tenía la culpa, además me moriría si el llagase a enterarse de lo que había sucedido, en realidad debía estar con él ahora, eso me serviría para poder olvidarme, comimos, poco hablamos, esa era una característica de él, que claro yo también herede, lave los platos, ordene la cocina, estaba secando mis manos, y ahí en ese instante, recordé lo hermoso que había sido conmigo, cuando me tomo la mano, en aquel lugar tan bonito, sacudí mi cabeza tratando de olvidar ese pensamiento, me fui a dormir.

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